Que no sale el Sol ni a tiros. Nos vamos de Mendoza un lunes festivo hacia el Sur, atravesando viñedos y bodegas. No entramos en ninguna a pesar de que lo teníamos planeado. Seguimos perros y resacosos y para bodegas ya llevamos tres para el Sur.
La carretera es fea y todo el mundo vuelve de este puente largo. Es como un domingo sin fútbol. Aburrido.
Ya casi cuando el día se termina, el cielo se abre. Entre las nubes negras se escapan algunos rayos de sol dorados. La llanura se hace montaña, y por los valles serpentea un río precioso de aguas limpias. Estamos en una zona volcánica. A pesar del frío nos bajamos un montón de veces a hacer fotos, ver el atardecer que se intuía bueno, o respirar el aire frío y limpio. Qué maravilla. El cielo nocturno sería único con este cielo y este frío.
Buscamos lugares apartados y solitarios por el campo, pero ninguno abre en temporada baja. Ya estamos más que cansados y la carretera comienza a ser de ripio.
- Buf.....165 km hasta el siguiente pueblo. Vamos fatal de gasolina. Cansados. Pueden ser 3 horas por carretera de ripio...y si no hay nada para domir?.... Venga pues tiramos palante y que sea lo que dios quiera.
Curva viene, curva va. Cambiamos mil veces de lado de la carretera intentando esquivar las piedras que amenazan con partirnos el carter. Si nos quedamos tirados aquí nos morimos, al menos de frío.
Totalmente muertos, llegamos a Barrancas sobre las 12 de la noche. Por casualidad nos dan lugar y podemos cenar algo rico.
A la mañana siguiente, nada más salir de Barrancas, cogemos a un autoestopista. Carlos. Ecuatoriano que una vez terminada su carrera, coge su mochila y atraviesa en autostop Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. Cuando llegue a Usuahia vuelta atrás por el mismo camino. No sabe como agradecernos el detalle de cogerle pq llevaba dos días tirado en un lugar en el que no había nada esperando a que alguien le llevara.
Pronto se sintió agusto con nosotros y compartimos dos días de viaje. Pudo dormir con nosotros en un hostel barato y acogedor de Junín de los Andes, todo de madera, regentado por un pescador de trucha que de cada 2 palabras, 3 eran "viste?". En Junín todo el mundo pesca trucha en su alucinante río. Lleva aguas claras y poco profundas y en él se pueden pescar 4 especies de trucha. La temporada empieza en noviembre y termina en mayo. Todo el mundo en el pueblo prepara sus moscas y sedales. En temporada se llena el hostel de este hombre de franceses. Nosotros apuntamos el sitio por si un día se nos plantea la pesca de trucha. Es un verdadero paraiso.
Otra cosa destacada de Junín es que tiene muy cerca el volcán Laín de 4000 y pico metros. Nos dimos un paseo por el lago de su base. Para variar y para no tomar el camino de todo el mundo, nos adentramos en la selva de arrayanes y nos despellejamos las pieles con las araucarias, q pinchan como demonios. Gracias a que encontramos un río de lava que no dejó crecer nada, conseguimos llegar al lago. Fueron varias horas de pegarnos con las ramas con final feliz. David y Carlos tienen un poco de pesar pq no han tocado nunca la nieve y les gustaría tocar esa q tienen a pocos metros. Otro día será que el viaje continúa.
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